La crisis económica y los draconianos recortes que desde principios de año ha aplicado el Gobierno griego para cumplir las condiciones del rescate fijadas por la UE, el FMI y el BCE han llevado a los griegos a tomar las calles del país.
El suicidio de Dimitris Christoulas, un jubilado de 77 años agobiado por los problemas económicos en la plaza Syntagma, frente al Parlamento, fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los ciudadanos, que leyeron con consternación la nota dejada por el fallecido.
La ciudadanía también ha vivido con estupor los problemas de alimentación de los niños griegos. Pese a las protestas, el Gobierno de Andonis Samarás, surgido en junio de las urnas, ha proseguido con los ajustes. Las manifestaciones contra los recortes se han extendido a lo largo del año por toda Europa.