Dividir el proyecto de Ley que el Ejecutivo envió a la Asamblea Nacional, con carácter de urgente, dejando por fuera el Código Monetario. O exponerse a que se sumen voces a los socialcristianos, los correístas y Pachakutik que piden archivar el proyecto que se debate en este momento. Esos parecen ser los escenarios a los que se enfrente el Ejecutivo. En su propio bloque se considera imposible que en 30 días, que están corriendo, se pueda legislar un proyecto de 404 artículos, 8 disposiciones generales, 25 disposiciones transitorias y 4 disposiciones derogatorias. Total, hoy asambleístas de varias bancadas, incluida la oficialista, pidieron que se separe lo urgente del resto.
Este Proyecto de Ley ilustra de cuerpo entero la encrucijada y el bloqueo en el país. Y muestra la desesperación del gobierno. Y es explicable: no pudo subir el IVA. Encaró 12 días de caos y violencia por haber eliminado los subsidios a los combustibles. No puede reducir con decisión, como para que se note en las estadísticas, el gasto corriente por recelo de nuevas huelgas. No debe seguir endeudando al país con préstamos a tasas de interés tipo chulquero… Y tiene que cumplir metas que se fijó con el Fondo Monetario Internacional que ha sido, además, la fuente de recursos financieros este año.
Este proyecto, un verdadero popurrí que reforma una veintena de cuerpos legales, torna imposible, en las circunstancias actuales, que esa ley pueda ser discernida y debatida y pueda suscitar los consensos políticos necesarios para marcar un rumbo sostenible hacia adelante, en los campos económico, fiscal y tributario. La prueba: la inconformidad que es pública, como se vio hoy en algunas intervenciones, en la bancada oficialista. Y el pedido de archivo de socialcristianos, correístas y Pachakutik. Archivar el Proyecto de Ley agravaría la situación fiscal porque las necesidades de financiamiento bordea, para el año entrante, según Jaime Carrera, $9 000 millones.
¿Es un proyecto recaudatorio? Lo es. El gobierno debe hacer frente a las facturas y las obligaciones heredadas y generadas por él. Esta coyuntura muestra que el Presidente y su equipo perdieron tiempo, privilegiaron este año la política a la economía y mantienen al ministro de Finanzas sin capacidad alguna de convocatoria política. También prueba que aquellos que debieron crear una masa crítica para el manejo de la crisis económica, se equivocaron de estrategia: Otto Sonnenholzner multiplicó los foros sobre supuestos acuerdos en forma exponencial, pero no preparó el terreno concreto para reformas específicas que en este momento aliviarían la tarea gubernamental.
En este punto, esas comprobaciones no cambian el panorama general. Más grave aún: el gobierno luce maniatado en un laberinto y sin hilo de Ariadna a la mano para este año largo que le resta de administración. ¿Puede transferir activos? Richard Martínez evocó otra vez esa posibilidad. Esta vez citó los casos del Banco del Pacífico, la CNT y Sopladora, cuya monetización está incluida en la proforma presupuestaria del año entrante. Pero fuera del problema político que esto levanta, hay que agregar el tiempo que tomaría la evaluación de esos activos y su eventual proceso de transferencias. Este año también figuraba en el presupuesto $1000 millones por monetización de activos. Y no se dio. ¿Puede reestructurar el Estado? Podría menguar el número de burócratas, pero en el caso no consentido de que quisiera hacerlo, además de la calentura social que esto podría provocar, también requeriría dinero para las indemnizaciones. Y no lo tiene. ¿Puede seguir endeudando al país? Siempre puede. Eso supone sacar al mercado más bonos basura, por $4000 0 $5000 millones, a tasas de interés por encima del 10%.
En ese contexto dramático se discute esta ley con carácter de urgente en la Asamblea. Eso explica su volumen irracional, sus contradicciones y la premura que muestra el Ejecutivo. Sin embargo, su apuesta, no explícita por supuesto, pero políticamente obvia en este caso, es que ese Proyecto de Ley entre por el ministerio de la ley. Una expectativa que no parece encontrar eco en bloques parlamentarios que quieren debatirlo y constatan que es materialmente imposible hacerlo. Por falta de tiempo para examinar los 404 artículos. La pelota vuelve así a la cancha del Ejecutivo.
Fuente: 4 Pelagatos
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