Esta expresión se usa para calmar a un niño que se ha golpeado o lesionado levemente y que se encuentra alterado, acongojado y necesita consuelo por parte de sus mayores. Durante la tierna infancia, las caídas, los tropezones y los golpes por falta de atención son muy frecuentes. Si bien hay niños que se levantan y siguen andando como si nada hubiera sucedido, otros recurren enseguida a los brazos de la figura que les ofrece protección, para que los consuelen. Esta retahíla es ideal para estos casos; cuando los niños se acostumbran a ella, la asocian inconscientemente con un efecto sanador.
“El que se fue a Sevilla / perdió su silla” es otra retahíla de gran popularidad, que en algunas regiones se conoce como “El que se fue a la villa / perdió su silla”. La frase puede continuarse de distintas maneras (“El que se fue a León / perdió su sillón”, “El que regresó / se lo quitó”, etc.). Su uso básico tiene lugar cuando una persona se levanta de un asiento y otra se lo quita antes de que regrese, ya sea en su casa o en un espacio público. Pero también puede usarse para situaciones diferentes, en las que el objeto que le quitaron sea otro.
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