El UUNT JAGUAR, (gran tigre), condujo al pueblo shuar desde regiones muy lejanas y desconocidas, hasta el lugar en que ahora se encuentra. Aquellas regiones, eran las tierras del Oriente: las tierras amazónicas.
Nuevas oleadas de pueblos, opinaban antiguos antropólogos, empujaron a los primitivos shuar desde las costas de Atlántico hasta las estribaciones orientales de la Cordillera andina y las planicies del trasncutucú, donde ahora viven.
Allí permanecieron aislados y marginados, debido a su posición geográfica, resguardadas las espaldas por el imponente murallón andino y, tal vez, también haya sido factor definitorio de su identidad el exacerbado individualismo que los caracteriza (...)
Para el siglo XX, hay razones para hacer otras hipótesis, sustentadas por argumentos de más peso, y que parecen más acertadas y creíbles. (...) la cuna del pueblo shuar estuvo en el continente asiático. He escuchado las razones que abonan esta hipótesis de un misionero de excepcionales dotes de investigador. Esta teoría sostiene que el pueblo shuar procede de un tronco asiático: concretamente de Bengala.
El UUNT JAGUAR de la tradición shuar, dice el misionero, no es sino el célebre tigre de bengala. Empujados los ascendientes del pueblo shuar por otras etnias fue desplazándose hasta el extremo meridional del Japón, Okinawa.
Allí se embarcó e hizo la travesía por mar hasta las costas americanas del Pacífico. Entró en el Ecuador por Loja, Con la expansión del Imperio Inca, los shuar se corrieron por el valle del Zamora hasta establecerse en las tierras del Oriente ecuatoriano en que se encuentran desde entonces.
En Loja se encuentra, cuenta el misionero, una planta llamada Tsamiki, y hay también un pueblecito con este mismo nombre. El arbusto tsamiki tiene como fruto unas vainillas, parecidas a la huaba; pero de tamaño más pequeño. Este vocablo toponímico de la planta y del pueblecito, son sin duda, un vestigio claro del paso de los shuar por la Provincia de Loja
La doctora japonesa que vino tratando de encontrar raíces étnicas de su estirpe en el Pueblo Shuar recibió una agradable sorpresa al sintonizar a la Radio de la Federación, que transmitía en lengua shuar y ella entendía; y otra sorpresa no menos grata al dialogar en lengua nipona-shuar, digámoslo así, con Rafael Nantipia, cuidadano de la Parroquia Sevilla Don Bosco.
La doctora japonesa que vino tratando de encontrar raíces étnicas de su estirpe en el Pueblo Shuar recibió una agradable sorpresa al sintonizar a la Radio de la Federación, que transmitía en lengua shuar y ella entendía; y otra sorpresa no menos grata al dialogar en lengua nipona-shuar, digámoslo así, con Rafael Nantipia, cuidadano de la Parroquia Sevilla Don Bosco.
(Tomado de Narraciones de la Vida misionera del Padre Domingo Barrueco, sdb No. 16 pág 17,18)
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