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jueves, 14 de junio de 2018

En Imbabura marchan contra la Inseguridad provocada por la Minería Ilegal

Una marcha realizada desde el puente que une a la vía San Lorenzo hasta el centro poblado de La Concepción el último domingo, con la presencia de más de 400 pobladores de las comunidades asentadas en esta parroquia se opuso a la minería y demandó seguridad para la zona.

Ángel Chalá, presidente de la Junta Parroquial se muestra preocupado por el ambiente de inseguridad que intenta apoderarse del sector. Denuncia además que estudiantes de la unidad educativa de la cabecera parroquial son reclutados para trabajar en la extracción de metales. 

Control

Mientras que, el capitán Jorge Darío Velasco, jefe del Distrito de Policía Espejo Mira señala que libran una dura lucha contra los transportistas de metales, que utilizando diversos mecanismos buscan burlar los controles.

En menos de tres semanas han sido inmovilizados un tanquero y un camión, en cuyo interior se movilizan los sacos con probable material aurífero que viene desde las minas de Buenos Aires; así como aprehendidas tres personas, que están en investigación. 

Carlos Vallejo, jefe político de Mira explica que la malla vial de su cantón viene siendo utilizada por los irregulares para burlar los controles en la jurisdicción imbabureña. Incluso se arriendan viviendas donde se acopian los sacos con los materiales.

Problemas 

Los vecinos de estos poblados que limitan con Imbabura aseguran que se vienen suscitando robos, peleas, y presencia de personas extrañas, que incitan a los adolescentes y jóvenes para que trabajen en labores mineras en la vecina provincia.

Vallejo informó a La Hora que entre las medidas urgentes tomadas se ha decidido colocar un puesto de control con policías especializados en La Concepción. También se reforzará los procesos de socialización con la juventud y adolescencia. (CMRV)

La 'fiebre del oro' llega a Imbabura, en Ecuador.

Aproximadamente 3000 personas que han llegado hasta esa parroquia al noroccidente de la provincia de Imbabura desde diciembre último se hizo pública por las redes sociales la noticia de un yacimiento aurífero

(Tomado de El Telégrafo)
Buenos Aires, Ecuador, 26 feb.- Alrededor de 18 horas le tomó llegar desde Loja hasta la parroquia de Buenos Aires, cantón Urcuqui, provincia de Imbabura, al joven de 23 años  de edad y estudiante de sicología de la Universidad Técnica de su ciudad  natal, Luis Balcázar.
El propósito es aprovechar sus dos meses de vacaciones para trabajar y buscar suerte. Ahora se encuentra junto a dos primos y dos amigos, todos apasionados por la minería, actividad de la que a su corta edad Balcázar ya tiene experiencia, ya que su padre es uno de los mineros de Chinapinza, en Zamora Chinchipe, desde hace 30 años.
“Uno busca siempre trata de mejorar su economía y lo hace en donde sea . Voy a quedarme todas mis vacaciones y luego volveré a mis estudios, pero tan pronto como pueda regreso porque vale la pena”, afirma.
Él es una de las aproximadamente 3.000 personas que han llegado hasta la parroquia de Buenos Aires, al noroccidente de Imbabura desde diciembre último, en que se hizo pública por las redes sociales la noticia de que en las montañas de este lugar cercano a la reserva natural de Cayapas, 
se encontró un yacimiento aurífero.
Solo el martes último ingresaron cerca de 200 personas, con mochilas, costales y herramientas, calcula Miguel Tirira, presidente de la Junta Parroquial de Buenos Aires, quien admite que también hay personas que se regresan, “pero son pocas”.

Inicia el peregrinaje
Tras su llegada al parque central de esta población de alrededor de 1.800 habitantes, los foráneos se embarcan en una de las cerca de 30 camionetas 4X4 que a un costo de $ 2 les lleva por un camino vecinal de tierra y en pésimas condiciones hasta el sitio conocido como la visera o 
de acopio del material extraído de las minas.
Desde este sitio que se asemeja a una plaza, con carpas de plástico en donde venden comida y refrescos a los cientos de transeúntes, vendedores y compradores de las fundas de 70 libras con piedra presuntamente con partículas de oro, empieza otra historia para quienes van a la mina.
Tienen que caminar dos horas y media por un sendero de lodo, cruzar un par de ríos pequeños y subir a la montaña a cuatro mil metros de altura, en donde se puede avizorar lo que algunos le llaman la “Ciudad de Plástico”, que está próximo a la mina y que alberga a los mineros.
Ahí un plato de arroz con carne de res o pollo y un plátano maduro frito cuesta $ 5, una cola personal $ 1,50, una botella de agua, 2 y el valor de un tanque de gas de uso doméstico llega a los $ 100.
Las 24 horas del día se ve a personas trabajando, en sus momentos de  descanso duermen en colchonetas y hasta en plásticos tratando de cubrirse de la lluvia constante y del frío de la montaña.
“Cualquier persona es bienvenida, puede ponerse a trabajar en donde quiera, la montaña es grande y solo pedimos respeto a los demás”, dice Juan Realpe, quien “pica” (extrae el material) desde hace un mes. 

Extracción y venta
En la zona montañosa se han abierto fosas para extraer el material, algunas veces en la mañana la zona es soleada, pero en las tardes llueve. A pesar del temporal, la gente no detiene su trabajo.
Unos extraen las rocas con el mineral usando barras y picos, mientras otros las depositan en sacos de plástico y también hay obreros que transportan en sus hombros las cargas.
Todo recién llegado trata de hacer amistad con alguien para conocer las reglas de la actividad y busca adecuar un lugar para acampar en las horas que desee descansar.
Por lo regular su trabajo inicia en el sitio escogido en donde con combo, pico pala pica la roca. Esto puede durar varios días.
Luego de que encontró la veta (señales de oro en la piedra), extrae del lugar hasta 50 bultos diarios de material de entre 70 y 80 libras que este fin de semana lo vendió a $ 35 cada uno.
Hace un mes se vendía entre $ 70 y $ 80, pero el precio ha bajado porque no hay muchos compradores, ya que a algunos de estos se les ha decomisado el material por provenir de una actividad no autorizada y por lo tanto ilegal.
Pero no todo el valor que cobran por bulto es ganancia, ya que los mineros también tienen que pagar por el transporte, primero desde la montaña a un cerro, a través de unos cables tipo tarabita por lo que pagan $ 3, de ahí a la visera o sitio de acopio $ 5.
Además, $ 1 a cada uno de los propietarios de los terrenos por donde  cruza la tarabita y $ 0,50 por bulto a los que cargan dela tarabita al lugar de acopio. Aunque no se pudo verificar, algunos mineros dijeron que entregan $ 1 para obras de la parroquia Buenos Aires.
En el sitio de acopio, Esteban, quien no quiso revelar su apellido, dijo que él compra los bultos dependiendo de la calidad de la piedra, aunque admitió que promedia entre el 80 y 90 % de pureza.
De ahí el transporte hasta Buenos Aires se lo hace en las camionetas 4X4 a un costo de $ 2 por bulto. Dependiendo la camioneta pueden llevar entre 40 y 70 bultos. Desde el pueblo es embarcado y trasladado a otros lugares, en su mayoría a Zamora Chinchipe para ser procesado.
Se estima que de cada bulto se obtiene un promedio de 4 gramos, que en el mercado tiene un costo de alrededor de $ 50 el gramo.

Los controles
El arribo de centenares de personas de diversos lugares del país e inclusive de venezolanos, colombianos, peruanos y hasta centroamericanos a la población imbabureña de Buenos Aíres, atrajo la atención de la Policía y de las autoridades gubernamentales.
La preocupación creció cuando comenzaron a salir del lugar decenas de camiones cargados de sacos de roca con partículas de oro.
Fue en enero en que militares y policías comenzaron a detener a ciudadanos y a los vehículos de carga que intentaban llevar el material hacia el sur del país, en donde están las chancadoras de piedra y laboratorios.
La Fiscalía de Imbabura inició procesos contra 30 personas, acusadas de  explotar, extraer y transportar recursos mineros sin autorización y por lo tanto de manera ilegal.
En declaraciones a la prensa, la gobernadora de Imbabura, Marisol Peñafiel informó que se realizan varias acciones por esta problemática, pero no las hizo públicas por cuestiones de seguridad.
Estas acciones han motivado a que muchos de los compradores dejen de hacerlo y por ello los precios de los bultos ha bajado.
Ruperto Bolaños, presidente de la Asociación Junta de Propietarios Pequeños mineros Buenos Aires y oriundo del lugar, dijo estar de acuerdo con que el Estado regule la situación, pero también de que privilegie a la zona y concesione, al menos una parte de la zona minera a la propia 
comunidad.
“Pedimos que nos den autorización para poder trabajar como minería artesanal, primero vender la piedra y después si es que hay como procesarla”, sostuvo.
Elizabeth, una de las pocas mujeres mineras del lugar, dijo que están dispuestos a pagar un porcentaje a través de guías o permisos.

ET/yp

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