A partir del descubrimiento de que nuestra galaxia es sólo una de
millones que existen en el universo, acontecimiento que se dio hace más
de cien años, la creencia de la comunidad científica de que podía
explicarlo todo con sus teorías se vino por tierra. En ese momento
apareció la física moderna y más tarde la teoría de la relatividad de
Albert Einstein que tanta controversia causa ante la posible
manipulación del tiempo.
Uno de los clásicos ejemplos que demuestran esta teoría es el de dos observadores que se encuentran distantes, uno respecto de otro, pero que observan iguales fenómenos naturales. La persona “A” percibe al mismo tiempo la explosión de dos estrellas que se encuentran lejanas una de la otra, lo cual le hace pensar que los fenómenos naturales observados suceden al mismo tiempo. La persona “B” aprecia ambos efectos con diferencia de segundos. La observación de cada uno de ellos resulta verídica con relación a la distancia que guardan frente a los objetos y, por tanto, del recorrido que la luz emitida por cada uno de ellos tuvo que recorrer para llegar a sus respectivos campos de visión.
Lo anterior demuestra que todo es relativo y que la simultaneidad no existe, en otras palabras, la disparidad no contradice a la relatividad. La teoría por otra parte comprueba que el movimiento y los campos gravitatorios afectan el paso del tiempo con relación a la posición que ocupan las cosas en el espacio, lo cual queda demostrado con otro experimento. En cierta ocasión, se transportaron relojes de alta precisión en dos aviones que viajaban a gran velocidad con dirección este y oeste respectivamente. Luego del experimento, los relojes transportados estaban atrasados o adelantados en relación con un reloj que había permanecido en tierra.
A principios del siglo XX Einstein elaboró la teoría especial de la relatividad, según la cual, el tiempo es relativo y transcurre de distinta manera para cada individuo dependiendo de la velocidad con que se desplaza en el espacio. Cuanto más rápido se mueve algo, más despacio parece transcurrir el tiempo. Si una persona pudiera viajar al espacio a una velocidad próxima a la de la luz durante cinco años sin detenerse, a su regreso se percataría de que en el planeta han transcurrido 50 años de vida. La anterior afirmación es objetiva desde el punto de vista teórico, pero en la práctica el hombre aun no suele alcanzar velocidades tan altas y con viajes tan prolongados.
A partir de estos descubrimientos en relatividad de Albert Einstein han surgido rumores de que este genio de la física podría haber sentado los postulados necesarios para inventar una máquina que viajara al pasado o al futuro. En medio de la incertidumbre provocada por las posibilidades y con los conceptos y lógica de la ciencia actual, se puede afirmar que retroceder a épocas pasadas resultaría el caos y una ruptura total de la causalidad, es decir se rompería, la causa y efecto de las cosas, sin embargo existen dos postulados que podrían hacer creer que esto puede ser posible.
La primera; si apelamos a que toda manifestación energética causa efecto sobre el espacio y el tiempo, es posible pensar a ambos como un plano físico único sobre el cual, al aplicar presión al centro, se plegarían sus bordes uniéndose en un nivel superior provocando que el punto de fuerza sufra una transición de un nivel a otro. Ante tales afirmaciones los especialistas se interesaron en el estudio de los agujeros negros, resultado del fin del ciclo vital de las grandes estrellas. La principal cualidad de éstos es que deforman hasta un punto infinito todo lo que se acerca a su campo de atracción denominado disco de acreción.
En el interior de un agujero negro, el espacio y el tiempo se ven distorsionados. Si alguien cayera en uno de ellos se estiraría hasta parecerse a una soga, fenómeno en el que para un observador el tiempo transcurriría mucho más despacio con relación a la profundidad a la que desciende su compañero.
El segundo postulado científicamente comprobado es una especie de canales mencionados por Einstein de un tamaño no mayor al que tiene un átomo que se expanden y cierran por fracciones de segundo.
El viaje en el tiempo totalmente comprobado científicamente, si así lo queremos ver, es el que todos hacemos rumbo al futuro a una velocidad de una hora por hora. El tiempo y el espacio son relativos uno respecto del otro y si bien teóricamente es posible alterarlos, hasta la fecha el hombre no ha podido retroceder en el tiempo.
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