Perfomance

jueves, 4 de diciembre de 2014

Las hormigas, sociedades en miniatura.

Con su capacidad de organización y trabajo las hormigas se colocan en una posición especial, en cuanto a insectos, dentro del reino animal. Tienen una impresionante conducta social parecida, sino es que igual, a la de los seres humanos. Cada integrante del grupo tiene jerarquía y funciones específicas para lograr la supervivencia de todos los integrantes de su comunidad.

De acuerdo a los entomólogos, en todo hormiguero se localizan los siguientes niveles de autoridad: la reina, cuya única misión es poner los huevos. Los machos, encargados de la fecundación, y las obreras, que son hembras sin alas especializadas en defender al hormiguero y conseguir alimento. Las nuevas reinas, desde que nacen, son provistas de nutrientes especiales a las que otras hormigas no tienen acceso.

Un par de hechos curiosos es que las hormigas macho provienen de huevos no fecundados de forma inmediata y las obreras son las que tienen mayores variantes en su función, comportamiento y estructura. Existen aproximadamente 10 mil especies de estos insectos en las cuales las obreras no siempre son iguales. En ocasiones tienen más de una casta. Ejemplos típicos de sus diferencias son las “hormigas soldado” encargadas de la defensa y las “hormigas despensa” que guardan alimento dentro de su cuerpo.

Su complejo comportamiento social no se limita al trabajo sino a la convivencia entre ellas. De la misma manera en que los humanos se molestan con el tráfico vehicular, se incomodan cuando se presentan tumultos que les impiden el libre paso. Entonces se empujan unas a otras obligando a algunas a encontrar otra vía de retorno al hormiguero, lo cual pone en evidencia su capacidad para solucionar problemas.

Debido a que existen varios hormigueros con propia estructura y diferentes especies, entre las que por naturaleza hay unas más fuertes que otras, son frecuentes las guerras, es decir, la invasión de hormigueros para tener el dominio sobre la reina y esclavizar obreros. Si esa conducta no resulta suficiente para decir que son parecidas a las sociedades humanas, se puede hacer referencia al nepotismo.

Las hormigas también tienen a sus “consentidos”. De acuerdo a investigadores finlandeses lo anterior no es un hábito exclusivamente humano. Científicos de la Universidad de Helsinki señalan que ciertas especies de hormigas, en lugar de anteponer los intereses comunes, favorecen a los integrantes de su propia familia en colonias que descienden de distintas abejas reinas, lo cual revela intereses genéticos egoístas.

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