Gregorio Calero realiza masajes para curar enfermedades como la gastritis y dislocaciones.
LOS RÍOS
Con un fuerte dolor tras una dislocación en su mano (lesión o daño que se produce cuando un hueso se sale de su articulación) se encontraba Celso Calero, quevedeño, quien prefirió acudir a un sobador para sanar su dolencia.
Luego de ser atendido por Gregorio Calero salió contento y sintiéndose mejor, pues estaba seguro de que muy pronto se aliviaría como en otras ocasiones que ha asistido a este lugar para recibir un tratamiento.
El ciudadano conocido como ‘Fino’ habita en Quevedo en la calle 29 de la parroquia Viva Alfaro, a la altura del Puente Sur, sitio donde atiende a sus pacientes.
APRENDIZAJE. Tiene varios libros con los cuales se instruye.
Detalles
Calero tiene 52 años y de estos gran parte de su vida se ha dedicado a curar dolencias, no solo en los huesos, sino también otras patologías como la gastritis.
“En estos tiempos le llaman gastritis, pero el problema es la madre y el padrejón que se mueven de lugar”, detalló el hombre con certeza de lo que pronuncia, tras precisar que eso se debe a los cambios bruscos del horario al servirse los alimentos, por lo cual los ácidos buscan la comida y recorren por el estómago.
Para esto, hace un masaje a la persona que tiene el malestar hasta ubicar a la madre y el padrejón en la mujer y el hombre, respectivamente.
La terapia se realiza tres veces, pero al igual que los profesionales de la medicina solicita que se evite consumir cítricos, gaseosas y agua helada. “Cuando no se soba la dolencia se baja al ovario o a los testículos, además hay dolor en el abdomen”, indica.
REQUERIMIENTO. La mayoría de las ocasiones envía a hacer radiografías para observar la lesión.
Antecedentes
Gregorio Calero era aserrador en una empresa de balsa y, también, tenía los conocimientos de su fallecido padre, Segundo Calero, quien fue sobador.
Debido a su forma de ser se ganó el cariño de su jefe Carlos Quiro, un extranjero traumatólogo y quiropráctico que le enseñó lo que requería saber.
Cuenta que en una ocasión dialogó con él y tras decirle que tenía un don porque así lo había notado, le invitó a su oficina que era un sitio muy lujoso, donde tenía muchos libros y esqueletos donde podía explicarle sobre cada parte del cuerpo.
“Me enseñó cómo se llama cada hueso y dónde debe estar ubicado, además de lo que ya sabía porque desde pequeño veía a mi papá hacer su trabajo y yo sobaba a mis compañeros y me gustaba porque se curaban”, relata.
De acuerdo con ‘Fino’, cada vez que sana a una persona se siente bien porque considera que cada ser humano tiene un don y ese es el que recibió de Dios y por eso sigue su reglamento. (MRG)
ATENCIÓN. Ubica los huesos en el lugar apropiado con sus conocimientos observar la lesión.
Origen de los sobadores
Durante muchos siglos, la salud de la comunidad en la cultura tradicional latina dependió de curanderos, yerberos, sobadores y hueseros, entre otros. Estas personas, quienes tuvieron un papel tan destacado, todavía cuentan con el respeto y la confianza de muchos latinos. Además, la falta de seguro médico que afecta a la población hispana ha contribuido a que estos métodos de atención se sigan utilizando como primer recurso.
Los remedios que se ofrecen pueden variar desde un simple ritual espiritual, a una maniobra de ajuste de huesos, pasando por la utilización de hierbas. Y aunque algunas de estas técnicas de hecho producen alivio, durante el embarazo es importante tener precaución con otros. (español.babycenter.com)
Los Datos:
Gregorio Calero también es gasfitero y desempeña varios trabajos requeridos por sus amigos y conocidos.
Su nuera es enfermera preparada en Colombia, de donde es oriunda.
Ella le ayuda cuando tiene que aplicar inyecciones y curar heridas.
LOS RÍOS
Con un fuerte dolor tras una dislocación en su mano (lesión o daño que se produce cuando un hueso se sale de su articulación) se encontraba Celso Calero, quevedeño, quien prefirió acudir a un sobador para sanar su dolencia.
Luego de ser atendido por Gregorio Calero salió contento y sintiéndose mejor, pues estaba seguro de que muy pronto se aliviaría como en otras ocasiones que ha asistido a este lugar para recibir un tratamiento.
El ciudadano conocido como ‘Fino’ habita en Quevedo en la calle 29 de la parroquia Viva Alfaro, a la altura del Puente Sur, sitio donde atiende a sus pacientes.
APRENDIZAJE. Tiene varios libros con los cuales se instruye.
Detalles
Calero tiene 52 años y de estos gran parte de su vida se ha dedicado a curar dolencias, no solo en los huesos, sino también otras patologías como la gastritis.
“En estos tiempos le llaman gastritis, pero el problema es la madre y el padrejón que se mueven de lugar”, detalló el hombre con certeza de lo que pronuncia, tras precisar que eso se debe a los cambios bruscos del horario al servirse los alimentos, por lo cual los ácidos buscan la comida y recorren por el estómago.
Para esto, hace un masaje a la persona que tiene el malestar hasta ubicar a la madre y el padrejón en la mujer y el hombre, respectivamente.
La terapia se realiza tres veces, pero al igual que los profesionales de la medicina solicita que se evite consumir cítricos, gaseosas y agua helada. “Cuando no se soba la dolencia se baja al ovario o a los testículos, además hay dolor en el abdomen”, indica.
REQUERIMIENTO. La mayoría de las ocasiones envía a hacer radiografías para observar la lesión.
Antecedentes
Gregorio Calero era aserrador en una empresa de balsa y, también, tenía los conocimientos de su fallecido padre, Segundo Calero, quien fue sobador.
Debido a su forma de ser se ganó el cariño de su jefe Carlos Quiro, un extranjero traumatólogo y quiropráctico que le enseñó lo que requería saber.
Cuenta que en una ocasión dialogó con él y tras decirle que tenía un don porque así lo había notado, le invitó a su oficina que era un sitio muy lujoso, donde tenía muchos libros y esqueletos donde podía explicarle sobre cada parte del cuerpo.
“Me enseñó cómo se llama cada hueso y dónde debe estar ubicado, además de lo que ya sabía porque desde pequeño veía a mi papá hacer su trabajo y yo sobaba a mis compañeros y me gustaba porque se curaban”, relata.
De acuerdo con ‘Fino’, cada vez que sana a una persona se siente bien porque considera que cada ser humano tiene un don y ese es el que recibió de Dios y por eso sigue su reglamento. (MRG)
ATENCIÓN. Ubica los huesos en el lugar apropiado con sus conocimientos observar la lesión.
Origen de los sobadores
Durante muchos siglos, la salud de la comunidad en la cultura tradicional latina dependió de curanderos, yerberos, sobadores y hueseros, entre otros. Estas personas, quienes tuvieron un papel tan destacado, todavía cuentan con el respeto y la confianza de muchos latinos. Además, la falta de seguro médico que afecta a la población hispana ha contribuido a que estos métodos de atención se sigan utilizando como primer recurso.
Los remedios que se ofrecen pueden variar desde un simple ritual espiritual, a una maniobra de ajuste de huesos, pasando por la utilización de hierbas. Y aunque algunas de estas técnicas de hecho producen alivio, durante el embarazo es importante tener precaución con otros. (español.babycenter.com)
Los Datos:
Gregorio Calero también es gasfitero y desempeña varios trabajos requeridos por sus amigos y conocidos.
Su nuera es enfermera preparada en Colombia, de donde es oriunda.
Ella le ayuda cuando tiene que aplicar inyecciones y curar heridas.
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