La voluntad es un detalle que parecería a simple vista, fácil de tener o deshacer, si embargo, me atrevo a escribir... "No todos los seres humanos la poseen".
Y es que, sin voluntad nada se puede hacer. Si la voluntad se pudiese comprar en un farmacia, tan solo en goteros, tendriamos en cada hogar muchos, de éste gran valor necesario para la cotidianidad.
Inicio manifestando aquello, porque con voluntad es como se puede hacer o cumplir con las responsabilidades que la sociedad moderna y la de ayer, nos responsabiliza.
Si nos detemos a pensar, y reflexionamos qué es lo que nos inspira a crecer o evolucionar en la vida: materialmente y espiritualmente, son los hijos el fantástico motor que nos impulsa a movernos en la dirección del desarrollo humano.
Pero, la inspiración no está únicamente en multiplicar dólares o adquirir bienes materiales para solventar las supuestas necesidades de los hijos, sino, existe un detalle más importante que lo he señalado anteriormente.
¿Qué es?
-- Saber compartir.
Si, es decir, exactamente saber compartir el tiempo con nuestros hijos es el punto clave para sentir que estamos inspirados humanamente por una fuerza sobrenatural que viene de los hijos.
Sólo si lo experimentamos, se puede reconocer y aprender a vivir de esa inspiración. Muchas veces, suele suceder, en la vida; que muchas almas partieron del mundo terrenal sin haber probado una gota de esa inspiración, por la falta de voluntad, aquella que hace que se comparta el tiempo con los hijos, caminando, jugando, conversando con aquella luz de nuestros ojos.
Sin voluntad para con nuestra verdadera inspiración que son nuestros hijos. Nos podemos quedar en el vaiven de desperdicio del tiempo, a veces con nuestros supuestos amigos. En ocasiones perdemos todo el tiempo de un fin de semana embriagándonos en alcohol y otras actividades que incluso dañan nuestra salud, siendo presa de los vicios maliciosos. Inclusive desperdiciamos el tiempo jugando juegos de azar en los que ya sabemos que se pierde y se gana, pero mayormente se pierde tiempo y energías.
En todo caso con la evolución muchos seres humanos estamos yendo de mal en peor, al dejar de comunicarnos y sentir como nuestros hijos crecen y reconocen la vida (lo bueno y lo malo) sin mayor guía. Creemos que con enviarlos a la escuela, colegio y universidad ya hemos cumplido con nuestra responsabilidad.
La verdadera resonsabilidad está en la voluntad de dedicarles tiempo para escucharlos y dejar que nos hagan felices con su filosofía sobre el mundo que les rodea.
Ánimo, estamos a tiempo para reflexionar y compartir con ellos, nuestro exitoso tiempo.
Un abrazo para todos y todas.
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