Perfomance

lunes, 6 de junio de 2016

Relato "ETSA e IWIA". Por: Edgar Rogerón

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Etsa siempre despertará con su luz liberándonos de la oscuridad y muchos Íwias modernos.

Y llegó la tarde, luego de una jornada ardua de trabajo, el narrador trajo consigo Íjiu (palmito) que entregó a la esposa para que lo prepare. Luego salió de la casa a recoger hojas de tabaco, se sentó junto al fuego y acercó las hojas, luego estrujó las hojas para ponerlo en un recipiente -el calor ablanda las hojas y permite que salga con más facilidad el zumo del tabaco-. Lo dejó reposando.
Antes de que Etsa (sol) se oculte y de paso a Nantu (Luna), nuestro narrador con su lento caminar toma rumbo a la vertiente de agua que dista unos cien metros de nuestra jea (casa).
Al retornar se ubica en su kutánk (asiento), toma el recipiente con tabaco que dejó hace rato, vierte el zumo en su mano derecha e ingiere por la nariz. En seguida emite estornudos interminables, lo que provoca que los fluidos salgan con facilidad y que las cavidades nasales logren limpiarse completamente. De igual manera es con el objeto de encontrar la fuerza de Arútam.
De la misma forma lo comparte, tanto a mi hermano como a mí, mientras pronuncia:
-“atumsha tsaank mushutkátarum, kákaram ajastáarum” también ustedes ingieran tabaco, háganse fuertes”.
Realizo el mismo ceremonial e ingiero el zumo de tabaco por la nariz y me fundo en un interminable estornudo, luego me queda cierto aturdimiento. Allí aprendí a ingerir el zumo del tabaco.
Nuestro narrador, preguntó
-¿En qué parte nos quedamos?, Le respondimos:
– Cuando Etsa llegó y se quedó a vivir con Íwia.
“En verdad, cuando Etsa llegó a la casa de Íwia -prosiguió- intentó comérselo, sin embargo Káar le dijo: “abuelito hazlo crecer, para que cuando sea grande lo puedas comer, además está muy pequeño”. Íwia meditó y, al final accedió al pedido de Káar.
Etsa se quedó a vivir en la casa de Íwia, quien le hizo creer que era su hijo, entonces, empezaron a compartir en familia.
Etsa desde muy pequeño se destacó por ser un cazador infalible, esa cualidad innata lo desarrolló más aún mientras pasaban los días. Íwia le daba facilidades para que los desarrolle. Le proporcionaba canutos de maya (zanahoria) y con pequeñas flechas mataba moscas. Sus tiros eran infalibles. Esto emocionó a Íwia, pues tenía asegurada la alimentación con un buen cazador.
Un día Íwia se dedicó a construirle una linda cerbatana (úum) para que empiece a cazar animales grandes. Una vez terminada le dijo a Etsa:
-“Nietito mío, te construí una cerbatana (úum)”. 
Y, se lo entregó. De igual manera su Tunta (aljaba), llena de tséntsak (flechas) hechas de caña de guadúa.
Con dicha arma, Etsa cazó todo animal comestible y exterminó a las aves que había en la tierra, todo para saciar el hambre de Íwia.
Cierta ocasión Etsa, al no encontrar un solo pájaro para llevarle a Íwia, se internó en la espesura de la selva. Como buen cazador, en silencio y con los sentidos muy atentos, vio al último y único jempe (picaflor). Lo persiguió para traspasarlo con la flecha infalible que sale de su úum (cerbatana). Cuando a punto estuvo de disparar su flecha, una tórtola de nombre Yápankam, de entre las ramas de los árboles, empezó con su canto cru-cru-cru. Etsa desesperado lo buscó y éste no aparecía.
Luego, tomando la forma de  ser humano (Yápankam) bajó de las ramas, se paró junto a Etsa y le reclamó de esta manera:
-¿Por qué te has dedicado a destruirnos con el fin para alimentar al glotón Íwia? ¿Acaso no sabías que también se comió a tu mamá? Solo espero que lo compruebes tu mismo. Fíjate que durante tu ausencia el emite sonido (comunicación de los shuar) utilizando el cráneo de tu mamá. De igual manera la muejer de Íwia saca brillo a las ollas de barro que elabora, usando el ojo de tu mamá. Tu mismo compruébalo – dijo Yápankam-.
Etsa lleno de dudas, miró a Yápankam con cierto recelo, pero éste le recalcó:
-Agarra la Tunta (aljaba) que tienes colgado en tu cuelo para que no emita sonido cuando y acércate con gran sigilo a la casa. Pero antes de irte, toma tu úum (cerbatana) con el que exterminaste a todas las aves, mete las plumas de los pájaros y sopla muy fuerte.
Etsa tomó su úum, metió las plumas como le aconsejó Yápankam y sopló con tal fuerza que en lugar de las plumas, salieron aves que nuevamente alegraron la selva con sus cantos.
Luego, tomo en sus manos la Tunta (aljaba) para no emitir ruido al caminar e ingresó a la casa de Íwia. Lo hace cuando éste (Íwia) emitía sonidos con el cráneo de la mamá de Etsa, así como Yápankam le había contado. Íwia, al verse descubierto intentó tirar el cráneo sobre una repisa, pero chocó con el poste (páu) y rodó a los pies de Etsa. A pesar de ser una calavera de su cavidad salieron lágrimas, lo que conmovió de sobre manera a Etsa.
La mujer de Íwia, que sacaba brillo a las ollas de barro con el ojo de la madre de Etsa, sorprendida por la aparición repentina -de Etsa-, intentó ocultar el ojo en el chankín (canasto) que estaba suspendida por encima del fogón, pero no lo logró. También el ojo rodó a los pies de Etsa y de él  brotaron lágrimas. Etsa se llenó de dolor y rabia.
Etsa, comprobó lo que Yápankam le informó, sin embargo fingió no darse cuenta de todo lo que ocurría. Apoyando la cerbatana sobre el poste (Páu) y tomando asiento en el kutánk, dijo con gran tristeza:
-“Papacito ya acabé con todas las aves de la selva, no he traído nada para que puedas comer, pero aun veo que quedan por allí unos Japa (venado). Los vi debajo de un árbol de higuerón comiendo los frutos que caen al suelo -dijo Etsa-. Por eso necesito que me prepares una lanza Káinink (lanza para atrapar peces) para matarlos, dijo”.
Yamaikia, jui ikiuktiai tirinkia, kashín juarkitiai, (Por ahora hasta aquí dejamos nietitos, mañana continuamos) – dijo nuestro narrador-.
Uff, nuevamente cortada la historia. Y, siempre las dudas crean preguntas: 
¿Qué planes tiene Etsa contra Íwia y su mujer? ¿A qué viene el invento de Etsa, que aún hay venados, si todos los animales fueron exterminados? ¿Para qué le hace construir la lanza Kainak?
Toca esperar mañana para despejar nuestros interrogantes.
CONTINUARÁ...
ETSA

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