Mariana Yépez Andrade • ‘Numero Cero’ es la última novela de Humberto Eco (1932-2016), que difiere de sus otras entregas donde prima un fondo filosófico, con contenido histórico o detectivesco.
Esta novela no plantea situaciones sicológicas estremecedores como ‘La misteriosa llama de la Reina Loana’ o en ‘Historia de la Fealdad’, ni tampoco contiene reflexiones sobre la ética o un debate de valores como ‘En qué creen los que no creen’; ni plantea tampoco el caminar hacia atrás de la historia como ‘Al paso de Cangrejo’: ‘Número Cero’ es totalmente diferente ‘Cementerio de Praga’, ‘El nombre de la Rosa’ o ‘El Péndulo de Foucault’.
Se trata de un relato que fluye rápidamente, una historia corta que se desarrolla en 1992, donde se aborda un tema profundo y conflictivo: preparar un periódico que nunca saldrá, generar noticias para la edición del Número 0, y que se denominará ‘Domani’, y que buscará adelantarse a los hechos sin separar la verdad de la mentira.
Simei, quien cumple un plan trazado por un empresario -el Commendatore Vimercate, quien controla la economía-, convoca a un pequeño grupo de colaboradores fracasados. Allí aparece Colonna, el protagonista que será invitado a escribir un libro para la firma de Simei y que será un volver al ayer, por lo que se denominará ‘Domani: ieri’.
En la contratapa consta que: “Umberto Eco ha escrito una novela que es el manual de comunicación de nuestro tiempo”.
Desde luego que el tema es interesante para el periodismo, y es ilustrativo para quienes no lo somos respecto a la forma de hacer las investigaciones; de mantener el interés en las noticias y en los hechos que no son actuales; de no afirmar sino de sugerir, entre otros consejos que traducen los diálogos del director y sus colegas, como “para saber qué poner en un periódico hay que fijar, como se dice en las demás redacciones, la agenda” (Pág. 58), o “no son las noticias las que hacen el periódico sino el periódico el que hace las noticias”; y, que es necesario ejercitarse en hacer surgir la noticia allá donde no existía o donde no se acababa de ver (Pág. 60).
Hay algunos relatos como los que hace Braggadocio, que tienen el carácter inconfundible de Eco, en los que trae al presente una serie de personajes relacionados entre si a través de misterios y escándalos escondidos que desea descubrirlos para luego revelarlos, lo que pudo haberle ocasionado la muerte.
Se advierte el miedo en Colonna, tras el asesinato de Braggadocio, sentimiento que lo confunde, lo aleja de todo, lo abstrae, lo debilita.
Solo confía en Maia, la mujer que también formó parte del grupo que trabajó para el futuro diario ‘Domani’, y con quien mantiene una relación amorosa escondida, y es la persona que le devuelve la paz. En la descripción de la conducta de Colonna cubierta por el temor, se mira con más fuerza la presencia del autor como semiólogo.
El criterio del autor en el diálogo que mantienen Maia y Colonna, buscando una solución para vivir, resulta llamativo. Ella sugiere ir a un país entre Centroamérica y Sudamérica, donde no hay secretos y todo se desarrolla a la luz del sol: drogas, contrabando de armas, la policía pretende ser corrupta por reglamento, gobierno y crimen organizado coinciden por dictamen constitucional, los bancos viven del lavado de dinero sucio y pobre de ti si no llevas capital de dudosa procedencia, pues te quitan el permiso de residencia (Pág. 215). Creo que es ofensivo y no puede afirmarse situaciones que no son verdaderas y que convertirían a nuestra América en un paraíso de ilegalidad y corrupción.
marianayepez@uio.satnet.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario