Parecían versiones repetidas, como si la fiscal Mayra Soria estuviera leyendo lo que dijo una misma persona. Pero, no. Eran versiones de varios asistentes a la iglesia Oasis de Esperanza, en Quito, quienes conocían a Juliana Campoverde, desaparecida el 7 de julio de 2012.
“Se sentía muy presionada”. “Los pastores la presionaban”. “No se sentía a gusto en la iglesia”. Durante tres horas, se escucharon frases similares, que permitían entender una parte de la historia de cómo el pastor Jonathan Carrillo presuntamente terminó con la vida de Juliana.
Ayer a las 10:00 se reinstaló la audiencia preparatoria de juicio en contra del principal sospechoso. La Fiscalía le acusa como autor de secuestro extorsivo con fin de muerte.
Fragmentos de la historia se revelaban cada vez que la fiscal mencionaba una hoja del expediente, donde constaban los elementos de convicción en contra del pastor.
En tres horas, Soria había citado 109 indicios, cuando apenas repasado un quinto del expediente. Carrillo escuchaba todo. A través de videoconferencia dijo que quería permanecer en la audiencia.
Estaba con un saco gris. Todo el tiempo sentado, entre dos sillas vacías, delante de una mesa. Cambiaba su posición de brazos cruzados, con los hombros caídos, a apoyar sus codos o brazos sobre la mesa. Su mirada, inmutable.
La historia
La teoría que maneja la Fiscalía, fundamentada en 1.242 diligencias, es que Carrillo, usando engaños, abordó a Juliana en un vehículo, la llevó al motel Monteverde, donde la habría violado, para después asesinarla y deshacerse de su cuerpo en el sector Bellavista, en el norte de la capital.
versiones se recogieron en la investigación.Los detalles fueron descubriéndose cuando Soria leía los indicios. Juliana asistía a la iglesia, donde Jonathan Carrillo era copastor. Su padre, Patricio Carrillo, era el pastor principal y su hijo, Israel Carrillo, también era líder.
Los tres tenían contacto cercano con cada miembro de la iglesia. Pero la relación, según los testimonios, era de acoso, inclusive sexual. Existía presión para el pago de diezmos y un seguimiento, con llamadas a altas horas de la noche, si es que alguien faltaba a los cultos.
Juliana era amiga del pastor y participaba en el grupo de la alabanza. El procesado, un día, le dijo que había recibido una visión de que debía casarse con su hijo y dejar al novio que tenía en ese momento. Juliana no estaba segura.
Más detalles
El pastor, para insistir, creó una cuenta en la red social Facebook con un nombre ficticio, Juan Solano. Se hizo pasar como sicólogo y pastor. A través de ese perfil, también le dijo que había recibido una revelación y le instaba a casarse con Israel, decía que quería guiarla.
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pericias se han realizado desde 2012.Por la presión y otros problemas registrados en la iglesia, Juliana y su familia dejaron de asistir. A su salida, el pastor le amenazó, a través de versículos bíblicos, indicando que le iría mal si no cumplía la voluntad de Dios.
pericias se han realizado desde 2012.Por la presión y otros problemas registrados en la iglesia, Juliana y su familia dejaron de asistir. A su salida, el pastor le amenazó, a través de versículos bíblicos, indicando que le iría mal si no cumplía la voluntad de Dios.
Esa es solo una parte de la historia que la fiscal Soria dio a conocer ayer en la mañana, ante la jueza Yadira Proaño. La audiencia continuaba hasta el cierre de esta edición (18:00). A esa hora, la magistrada solicitó a la Fiscalía que únicamente leyera las pruebas más importantes para el caso. Estaba previsto que la audiencia terminara ayer mismo. (AGO)
Fuente: La Hora
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