La joven madre recuperó a su hijo Matius, quien fue sacado del país ilegalmente. El menor pasó más de 10 días alejado de su familia. Hoy tiene una casa digna y su progenitora un trabajo en el Parque Samanes, de Guayaquil. Son las 04:30 y la jornada para María Belén Contreras ya arrancó. Se alista con premura para no llegar tarde a su trabajo. Así inicia el día para la madre de Matius, un niño de cuatro años, quien luego de recuperarlo de su secuestro volvió a vivir.
“Agradezco al Gobierno porque cogió los pedazos que quedaban de mí y reconstruyó mi futuro”, dice la joven mamá de tres niños. Luego de tener en sus brazos nuevamente a su pequeño, que en enero fue sacado del país ilegalmente y llevado al Perú por un amigo de su progenitor -fallecido días antes-, Belén recibió la visita de las brigadistas “Las Manuelas” quienes le entregaron una carta de Rocío de Moreno, presidenta del Comité Interinstitucional Plan Toda una Vida, que cambiaría el rumbo de su destino.
“Compartimos la enorme alegría del reencuentro con su hijo, que nos ha conmovido a todos los ecuatorianos. Por parte del Plan Toda una Vida recibirá apoyo integral usted y su familia”, indicaba el documento. Varias instituciones del Estado, encabezadas por la Secretaría Técnica del Plan Toda una Vida, conformaron una mesa de trabajo para elaborar una hoja de ruta e iniciar la intervención. Desde que se conoció el caso de Matius, quien pasó más de 10 días lejos de su madre y sus hermanas, se inició con un proceso de ayuda psicológica.
“Se trabajó para que el niño, poco a poco, supere el alejamiento de su hogar. Actualmente se encuentra estable, esperamos que vaya socializando en la escuela con sus compañeros y lleve una vida normal”, señaló Luis Alberto Sigüencia, médico del Ministerio de Salud (MSP). A sus hermanas, Lady y Yurani, se les realizó un chequeo médico general, los tres hermanos fueron desparasitados y vacunados. La intervención del MSP es permanente. Semanalmente María Belén recibe tratamiento psicológico, y cada quince días; los sábados, el psicólogo visita su hogar para realizar terapias en familia. “Este es uno de los casos donde nuestro programa Plan Toda una Vida se ve reflejado. Lo primero fue hacer una intervención para asegurarnos que los niños y la madre estén bien de salud, luego el acceso a educación inicial y básica, un empleo y, sobre todo, que tengan un hogar digno”, afirma Rocío de Moreno. A través del programa Casa para Todos, María Belén y sus tres hijos recibieron una nueva vivienda y se trasladaron de Monte Sinaí, a Socio Vivienda, etapa 3. En minga, brigadistas “Las Manuelas” y gestores de comunidad del Plan Toda una Vida reunieron sus enseres y les ayudaron en el traslado a su nuevo hogar. “Yo siempre soñé en darles una casa digna para que crezcan mis hijos; y gracias a la ayuda que me brindan tengo casa propia y mis hijos podrán crecer adecuadamente”, dice María Belén. Y ese fue el siguiente paso para que su vida siga dando un giro positivo. Ella añoraba un trabajo estable, ya que para mantener a su familia, reciclaba botellas plásticas, papel y cartón en las calles de Guayaquil, con lo que diariamente lograba obtener siete u ocho dólares. Este anhelo se hizo realidad gracias al apoyo de Inmobiliar y hace más de un mes trabaja en el área de limpieza en el Parque Samanes. Sus compañeros hablan muy bien de ella. “Aprende rápido”, dice el administrador del sitio, y una de sus compañeras manifiesta que es muy “trabajadora y lista”. “Esta oportunidad no puedo desaprovechar, por fin sé que voy a tener un sueldo fijo para alimentar a mis hijos”, señala Contreras, mientras recoge uno a uno los desechos del parque y da mantenimiento a las áreas verdes. El Ministerio de Educación y de Inclusión Económica y Social (MIES) también aportaron para el bienestar familiar. Lady y Elías recibieron uniformes gratuitos, útiles escolares y un cupo en la escuela que queda a escasos metros de su casa. El jueves 26 de abril acudieron al primer día de clases. Lady estaba muy inquieta por conocer a sus nuevos compañeros, quienes con globos y canciones le dieron la bienvenida en medio de abrazos y alegría. A Matius le costó un poco de trabajo adaptarse a sus compañeros, pero luego de varios juegos y tareas didácticas con sus maestros logró integrarse a su nueva escuela. Yurani, la más pequeña, jugaba y pintaba emocionada en el Centro de Desarrollo Infantil emblemático “Toda una Vida”, donde comparte con otros 55 niños y niñas, de 1 a 3 años de edad de los sectores Socio Vivienda y Nueva Prosperina, en el noroeste de Guayaquil. “El MIES está pendiente de la familia, cada 15 días se les visita en el domicilio para hacer un seguimiento de la corresponsabilidad de la madre de llevar a sus hijos a la escuela, de alimentarlos y atenderlos adecuadamente”, dice Alain Vélez, coordinador zonal del MIES. “Este es un ejemplo de los cientos de casos que conocemos durante nuestro desplazamiento en territorio con Las Manuelas; y que nos alegra ver cómo su vida y su futuro han cambiado por completo”, manifiesta Rocío de Moreno. Pasadas las 16:30, María Belén termina la jornada laboral y regresa a su casa donde le esperan sus hijos con quienes realiza las tareas escolares. “Al Plan Todo una Vida le debo todo. Y me comprometo a trabajar duro, terminar de estudiar y sacar a mis hijos adelante. Soy afortunada”, dice, mientras sonríe y abraza a sus pequeños frente a la puerta de su nueva vivienda. (I)
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