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domingo, 31 de julio de 2016

En Agosto: Romería de la Virgen de El Cisne

Todo se inicia en un pueblito de campesinos, El Cisne. El propio origen de su nombre se pierde entre las torcidas callejuelas que rodean al imponente santuario gótico donde se guarda la imagen sagrada de una de las más populares y veneradas advocaciones de la Virgen María en el sur del Ecuador y el norte de Perú.

Colocado en la cima de una escarpada montaña, lo cual le hace aún más majestuoso, el santuario proyecta su impoluta blancura a través de los rosetones de piedra, los gruesos muros de cantería que circundan la plaza sembradas de sobrias cruces talladas por hábiles maestros, los indescriptibles diseños arrancados a la esencia mineral de la sólida estructura, las puntiagudas torres de complicadas figuras afiladas, los barandales entregados al vientos de los Andes, los entrelazados arcos que desafían a la ley de la gravedad y las figuras protectoras de mitológicos gárgolas medievales (seres creados para espantar las criaturas del mal y ahora extrapolados en su recia estirpe, gracias a la magia de la arquitectura).


Descripción
Cada 15 de agosto la Virgen del Cisne emprende un largo periplo desde su santuario hasta la catedral de la capital provincial. Sus devotos, aproximadamente 400.000, emprenden el recorrido con la realización de una misa de almas unidas por el fervor religioso. Nadie quiere perderse de saludar a la responsable de muchos milagros, unos la aplauden, otros la llevan en sus hombros, unos le lanzan pétalos de rosa, pero todos la aman.

Los devotos se toman las vías que conducen a Loja, oran, piden por su país, por su tierra y por los suyos.

La caminata hacia Loja compuesta, por feligreses de Ecuador y Perú, empieza el 17 de agosto, en ocasiones bajo una temperatura de 22 grados.
La procesión que se lleva a cabo es impresionante, pues son miles de personas que caminan

cumpliendo los tradicionales votos y todos pugnan por la suerte de cargar la imagen un momento durante el trayecto de 74 kilómetros que se recorren en tres días. 

La imagen hace su primer alto en la hacienda "San Pedro", donde el servicio religioso ofrecido renueva la fe y repara las fuerzas del cuerpo, necesarias para continuar el viaje hasta "San Pedro La Bendita", el segundo alto. 
 
En cada parada la Virgen es cambiada de ropa. Junto a la ruta espera Monterrey, el ingenio azucarero donde nuevas plegarias se suman a las miles peticiones y gracias solicitadas a la Virgen. Otra misa con los que siguen la más grande romería de América, permite seguir acrecentando la devoción por lo realizado y por lo que aún les depara el camino. Al llegar a La Toma, donde la alegría se trastoca en fiesta, el júbilo depara para los asistentes unas jornadas preparadas durante un año para rendir culto a la soberana de sus corazones. 
 
Al salir de La Toma, nuevamente la Virgen es cambiada de ropa y se realiza otro servicio religioso de rigor, con el que están más cerca de la capital provincial. La imagen de la Virgen del Cisne ingresa a Loja la tarde del 20 de agosto para presidir la gran festividad religiosa, comercial y agrícola que desde 1.824 se realiza el 8 de septiembre, según lo dispuso el Libertador Simón Bolívar en su visita a Loja en Octubre de 1.822 y que fue ratificado después mediante un Decreto Supremo de Julio 1.829
Una vez en Loja, la Virgen es colocada sobre el altar mayor de la Catedral, hasta el 1 de Noviembre, cuando sea llevada nuevamente a su santuario en el pueblito del Cisne.

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