Dicen nuestros abuelos que bañarse en el río Nangaritza, era una actividad plena, disfrutaban del agua y de los paisajes naturales cada vez que querían.
Hoy la realidad es otra por la contaminación de las aguas del gran río Nangaritza. Hoy el paisaje ha cambiado tristemente. Existe indiferencia ante tan progresiva degradación del medio ambiente y lo que es más grave la afectación al ser humano, aquel que trabaja en la agricultura y necesita usar el agua de uno de los ríos más importantes que tiene Zamora Chinchipe.
El río Nangaritza, ya no es una vertiente de agua y vida, sino, una vertiente de contaminación y muerte por causa de la minería, esa minería que sirve para enriquecer a unos y empobrecer a muchos. Esa minería que causa gran expectativa en los dueños de los terrenos y al final se quedan con un suelo inservible para la siembra de productos que alimentan al hombre.
Debemos reaccionar ante esta negativa situación. La solución no es incautarles la maquinaria y herramientas de trabajo a los mineros, ponerles multas o clausurar el sitio y maquinaria. Una de las mejores soluciones debería ser hacerlos que remedien el lugar afectado.
La minería ha restado la producción agrícola. Los hijos de los agricultores prefieren trabajar en minería para ganar dinero más rápido y mensualmente, es decir, falta apoyo a los agricultores, pero un apoyo integral permanente.
El tema de la contaminación ambiental es tratado de manera superficial como si fuese un tema cualquiera que algún rato se solucionará por sí solo.
La contaminación ambiental es un tema serio y especial.
Pero ojo que la solución No es desalojar a nadie como hace varios años se hizo. Hay que sentarse en una o varias mesas de trabajo y convenir soluciones inmediatas, que favorezcan a todos los involucrados y claro que conlleve a impulsar el desarrollo de los pueblos afectados.
Hay que frenar la contaminación del río Nangaritza, pero pronto, mañana podría ser demasiado tarde.
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