La perforación en las rampas de acceso avanza a un ritmo de 6 metros diarios.
Las máquinas siempre van por delante. Tecnología semiauntomática y personal equipado con chalecos, gafas, arneses, cascos, mascarillas, linternas... Mientras más se desciende en los túneles de acceso a la mina, las condiciones de riesgo se vuelven mayores, por eso no se escatima en cuanto a medidas de seguridad.
“No caminar con el celular en la mano”, “cuidar del orden en el descenso en las rampas”, “usar tapones para los oídos”, son algunas de las recomendaciones básicas para el ingreso.
Dos rampas de acceso están construidas en el proyecto minero Fruta del Norte, en Zamora Chinchipe, bautizadas con los nombres de ‘Kuri’, que significa oro en lengua shuar, y ‘K’isa’ o fruta. Se trata de túneles de 5 metros de ancho y 5,5 de alto, cada uno con una profundidad de 400 metros lineales, a una inclinación pendiente de -15%.
El punto máximo de ingreso, el más hondo, está a 60 metros de profundidad en relación al primer punto de entrada. En ese punto la humedad y el calor aumentan, por lo que es indispensable el uso de equipos especiales.
La profundidad parece reducida y, a pesar de eso, la presión aumenta sin que los presentes lo perciban. La única señal visible sería evidente poco después de dejar la mina, cuando uno se da cuenta que la mica de su teléfono celular está por completo trizada.
Las perforaciones avanzan mediante un proceso que no admite mayores cambios. Primero se realizan pequeñas pero profundas excavaciones en donde se colocan explosivos para remover la roza, luego se retira el material y se continúa con una etapa de sostenimiento de los muros con un compuesto de concreto, pernos y mallas.
Los avances dependen del tipo de terreno. Hay unos más duros que otros, pero se perfora un promedio de 6 metros lineales en cada túnel. “Necesitamos avanzar, 5,5 kilómetros en ambas rampas para llegar al mineral”, cuenta Rubén Fernández, superintendente de Minas en Fruta del Norte. Esto equivale unos 2,7 kilómetros de perforaciones adicionales en cada túnel.
El punto máximo de ingreso, el más hondo, está a 60 metros de profundidad en relación al primer punto de entrada. En ese punto la humedad y el calor aumentan, por lo que es indispensable el uso de equipos especiales.
La profundidad parece reducida y, a pesar de eso, la presión aumenta sin que los presentes lo perciban. La única señal visible sería evidente poco después de dejar la mina, cuando uno se da cuenta que la mica de su teléfono celular está por completo trizada.
Las perforaciones avanzan mediante un proceso que no admite mayores cambios. Primero se realizan pequeñas pero profundas excavaciones en donde se colocan explosivos para remover la roza, luego se retira el material y se continúa con una etapa de sostenimiento de los muros con un compuesto de concreto, pernos y mallas.
Los avances dependen del tipo de terreno. Hay unos más duros que otros, pero se perfora un promedio de 6 metros lineales en cada túnel. “Necesitamos avanzar, 5,5 kilómetros en ambas rampas para llegar al mineral”, cuenta Rubén Fernández, superintendente de Minas en Fruta del Norte. Esto equivale unos 2,7 kilómetros de perforaciones adicionales en cada túnel.
Conquistar la meta
Las rampas, además, requieren de desarrollos auxiliares como la construcción de ventiladores especiales. Mathieu Gignac, director del proyecto, explica que esto representa un 16% del avance en cuanto a la perforación de minas. Adicionalmente está la construcción de vías de acceso, infraestructura como campamentos y la construcción de la planta de procesos que lleva un 13% de avance. ¿Cuánto
más se puede bajar una vez que se llegue al mineral? El tiempo de vida estimado de la mina es de 15 años, por lo que se podría perforar unos 180 kilómetros adicionales en ese tiempo.
Está previsto obtener 10 gramos de oro por tonelada; es decir, “por cada tonelada de mineral que saquemos, solamente existen 10 gramos de oro, en promedio. Es un trabajo importante el que hay que hacer para poder sacar la producción”, cuenta Fernández.
Gignac, por su parte, explica que el objetivo de sacar hasta 3.500 toneladas de mineral cada día. “Roca, oro y plata juntos, que deben ser procesados para dividir los minerales”, añade. En marzo del próximo año inicia la etapa de producción, pero la primera extracción de oro se verá en julio de 2019. (LGP)
Remediación y rescate animal
° Los huecos que deje la mina no van a quedarse, se utilizará un sistema de relleno con pasta cementada, que utiliza la mayoría del desecho que produce la mina.
El polvo que deja la planta procesadora se mezcla con cemento y es reintroducido en los túneles para rellenarlos y así evitar inestabilidades, explican los expertos.
En cuanto manejo de la flora y fauna, existe un equipo de dos biólogos y hasta 40 personas a cargo del rescate y la atención de un vivero construido para el cultivo de flora.
“Se colocan ‘cámaras trampa’ y hay un sistema de monitoreo, con 30 biólogos”, cuenta Tatiana Dávila, coordinadora del Componente Biótico en el proyecto Fruta del Norte.
Según Dávila, unos 3.000 animales han sido rescatados durante los trabajos en el proyecto minero. Generalmente anfibios, osos perezosos, reptiles, entre otros. Una vez que son acogidos, se los lleva a sitios específicos aprobados por el Ministerio del Ambiente para su reubicación. “Se busca un ecosistema y hábitat similar. No se han registrado problemas con la reubicación”, cuenta.
En cuanto a la flora, se rescata semillas y plántulas que se llevan al vivero forestal, donde se reproducen para posteriormente reinsertarlas en las áreas de reforestación.
Mi opinión en 60 segundos
David Fajardo, Vocero de Yasunidos en Loja
‘Pedimos que se dé de baja el proyecto’
° Al igual que el resto del proyecto estratégico de minería a escala nacional, como Yasunidos estamos solicitando que sea dado de baja, debido a las condiciones ecosistémicas que implica el desarrollo del proyecto de gran escala.
No hemos visitado el proyecto, nos hemos concentrado en los trabajos de Mirador, Río Blanco y Quimsacocha. Sabemos que no hay mayores inconvenientes ni problemas en Fruta del Norte, por el momento, y es que el proyecto no tiene muchas poblaciones cerca, por lo que los conflictos no son tan grandes.
Aun así, solicitamos se dé de baja por el impacto que el desarrollo de un proyecto de gran escala tiene en el ecosistema.
Fuente: La Hora
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