Recordemos lo que dicen las profecías, sobre todo las más valoradas, las de Don Bosco y veamos su simbolismo.
UN PAPA HUYENDO DE ROMA
Además de San Malaquías, muchos otros han predicho el fin de las dinastías papales. Hay mucha literatura sobre el tema del Papa, huyendo o cautivo, pero siempre lejos de Roma. Nostradamus fue uno de ellos, pero hubo muchos más.
Jeane Dixon, que ya predijo una alianza entre EEUU y Rusia para luchar contra China,
también dijo que hacia finales de siglo un Papa será herido. Y otro morirá asesinado hallándose lejos de Roma. A partir de tal hecho, la Iglesia tendrá un tipo de gobierno distinto al Papado. Lo mismo anticipa el tercer secreto de Fátima recientemente revelado.
Juan de Vatigueiro, en el siglo XIII, predijo que cuando el mundo se encuentre perturbado el Papa cambiará de residencia, y durante 25 meses no habrá ningún gobierno ni Papa en la Iglesia de Roma.
Juan de Rocapartida, 100 años después, profetizó que al acercarse el fin del mundo, el papa y sus cardenales habrán de huir de Roma en trágicas circunstancias hacia un lugar donde permanecerán sin ser reconocidos. El Papa sufrirá una cruel muerte en el exilio.
Nicolás de Fluh, en el siglo XV, previó que llegaría un tiempo en el que la Iglesia quedaría desolada, sin Pedro ni sus sucesores.
Helen Wallraf, vidente, declaró el siglo pasado que llegaría el día en que el Papa huya de Roma con la sola compañía de cuatro cardenales.
Anna Katerina Emmerick vio al Papa huyendo, débil y agotado por los muchos pesares y tribulaciones y al Vaticano quemado hasta los cimientos.
Pio X tuvo una visión en 1909. Durante una audiencia, el Papa se desmayó y, al recobrar el conocimiento, dijo que llegaría un día en el que el Papa abandonará Roma y será transportado, enfermo, por encima de los cadáveres de sus cardenales.
Don Bosco, advirtió al Papa Pío IX de que llegará un día en que una luz brillante resplandecerá en el cielo, en pleno fragor de una batalla. En ese instante, el Papa y sus servidores abandonarán el Vaticano pasando por una plaza cubierta de muertos y heridos. Todo el país sufrirá una gran pérdida de población y la tierra se agitará como arrasada por un huracán y caerá un fuerte pedrisco. Durante doscientos amaneceres, el papa y su séquito vagarán por tierras extranjeras.
LAS PROFECÍAS DE DON BOSCO
San Juan Bosco es uno de esos santos puestos por Dios para ayudar a una humanidad que ha torcido el paso.
Y don Bosco profetizó algo fuerte como
el sueño de las dos columnas. De hecho casi el 80% del sueño ya ha sido cumplido a pies juntillas. Merece la pena releerlo con calma.
“Se preparan días difíciles para la Iglesia. Lo que hasta ahora ha sucedido es casi nada en comparación de lo que tiene que suceder.” (Don Bosco)
Como será de grave tal realidad que las “columnas salvadoras” (la Virgen y la Eucaristía) son llamadas Auxilio de los cristianos y Salvación de los creyentes. Auxilio y Salvación no son sustantivos de talk show. Se auxilia y salva de graves peligros, de situaciones catastróficas, no de tiempos de champán y rosas. No se debe olvidar este escenario global.
La siguiente pregunta es cuándo empezó tal situación. Don Bosco lo tenía claro (aquí habría que traer a colación sus sueños y bilocaciones para atender a un moribundo papa): la muerte del beato Pío IX fue el inicio de los males como nunca antes.
EL ATAQUE A LA IGLESIA
San Juan Bosco es explícito: armas y libros. Las ideologías anticristianas, en suma, con su longa manu militari y su intelligentsia. El comunismo es paradigma de tal hecho (la URSS y sus satélites totalitarios, o con su estratagema del eurocomunismo de Berlinguer y su anticipo gramsciano en los intelectuales proactivos), pero las corrientes progresistas y masónicas no le quedan a la zaga. Lo desconcertante es un punto narrativo concreto: esas fuerzas enemigas que tratan de desestabilizar al Papa -con fuego y libros-cuando perciben que no lo han logrado, saltan al abordaje luchando cuerpo a cuerpo. ¿Qué significa esto?
La primera lectura es evidente. Fallado el intento de desprestigio intelectual o de derrota militar, se irá descaradamente contra la Iglesia. ¿No ha pasado ya algo parecido?
Se intenta el ataque al Papado desde León XIII –comunismo, modernismo, progresismo, masonería-; después con los estados totalitarios (URSS, nazismo, fascismo italiano, II República española, PRI mexicano…); le seguirán las ideologías del nuevo orden mundial cada vez más fanáticas (sacar al Vaticano de la ONU) para, una vez fracasado el intento de desprestigiar al papado, entrar a machete contra el sacerdocio o el papado (de entrada escándalos sexuales, pederastia del clero, “fundadores” de vida pervertida… para continuar por el ataque directo al papado, donde el bueno de Benedicto XVI se llevó la palma del odio de las ideologías anticristianas –esa dictadura del relativismo-). ¿Acaso no se observa el acierto narrativo descrito por don Bosco con la sola contemplación histórica?
No queda sólo ahí la cosa: hasta el tiempo (olas y viento) le era adverso a la Iglesia. ¿Acaso no es evidencia de esta modernidad social – crítica y descreída con la Iglesia – en la que sus enemigos trabajan con facilidad sus campañas de odio, mientras que ésta debe bregar contra una opinión pública adversa, o la más de las veces hiriente?
HITOS HISTÓRICOS COMO MEDIDA DE LOS TIEMPOS
Es este un aspecto admirable del sueño de las dos columnas: su concreción histórica.
Dos llamadas a capítulo por la nave capitana.
La primera reunión termina por derribo: los ataques obligan a dejar el concilio de capitanes. La segunda concluye con un recrudecimiento de los males, mayores que al principio.
Son los dos concilios vaticanos.
El Concilio Vaticano I acabó ante la entrada de las tropas masónicas en Roma. Los cardenales huyeron despavoridos y ahí quedó el concilio, sin conclusión oficial.
Y el Concilio Vaticano II, que a su término, donde debía haber florecido la primavera de la Iglesia más bien entró el humo de Satanás: secularizaciones, apostasía social masiva, catolicidad sin pensamiento católico…
Don Bosco no sólo anticipó tales hechos proféticamente, sino que los marcó como punto de partida para entender el aspecto más emblemático de su sueño: los papas.
EL MISTERIO DE LOS 3 PAPAS
Esto dice don Bosco:
un papa caerá herido después del segundo concilio. Se levantará para volver a caer herido y muerto. Cuando todo parezca perdido una extraordinaria elección del futuro Papa revertirá la situación: la nave de la Iglesia será arribada a las dos columnas y el viento misterioso de Dios traerá la paz y el triunfo de la Iglesia.
Don Bosco explicitó que estos papas misteriosos vendrán después del segundo concilio, pero don Bosco callaba o no supo el resto. Y si don Bosco callaba no así sus hijos. La profecía del papa asesinado les traía de cabeza y hablaron de ello hasta muchos años después de la muerte de su querido Padre. En conversaciones importantes porque alguna fue en vida del santo y con él presente. Si discutían cuántos eran los papas “causantes” del triunfo, don Bosco ayudó a entender que serían 3 y no 2.
¿Son papas de una serie cronológica o más bien papas nominales que obrarán ese triunfo, haya los que haya entre medio? Los hechos lo resolverán.
Pero los hechos nos han mostrado a Juan Pablo II caer gravemente herido en la plaza de san Pedro. ¿Qué duda cabe que en Juan Pablo II tenemos a uno de los Papas.
¿Y Juan Pablo I no murió al mes de su elección en circunatancias que algunos dicen misteriosas?
¿Y cómo podemos interpretar la guerra cruel que los medios le hicieron a Benedicto XVI, como a ningún otro Papa, que terminó en la renuncia?
EL PAPA ASESINADO
Lo que falta por cumplirse del sueño es profético es que un Papa caerá asesinado y otro verá el triunfo de la Iglesia.
Es posible que veamos un papa asesinado y que otro verá el triunfo de la Iglesia de modo sorprendente, sin solución de continuidad.
Pero quizás el asesinato de que hablan las profecías sea simbólico, se refiere a la imagen, y en este sentido, Benedicto XVI ha sido “asesinado” por los medios de comunicación que lanzaron una cruel guerra contra él y también por sectores de dentro de la iglesia. Y su renuncia quizás sea su “entierro” simbólico.
¿CÓMO DEBEMOS CONSIDERAR AL PAPA FRANCISCO?
Seguramente es demasiado pronto para decirlo. Pero hay ciertos indicios de que ha desactivado algunos focos de conflicto que se mostraron en el pontificado de Benedicto XVI, a saber:
DESACTIVÓ LA CONFRONTACIÓN FRONTAL: La trayectoria que llevaba el pontificado de Benedicto XVI era de confrontación de frente contra “el mundo”, en cambio Francisco ha optado por que sus ataques sean por los flancos del sistema, sin exponerse a los medios de comunicación, que son los grandes enemigos y por ahora no se los puede combatir eficazmente.
MAS PASTORAL QUE IDEÓLOGO:
Francisco se centra en lo que debe hacer la iglesia en las unidades que está al final de la “cadena de trasmisión” de la fe, o sea lo que sucede en las parroquias y con los sacerdotes. En cambio Benedicto centraba su accionar en el campo de las grandes ideas, con declaraciones fuertes que daban para la confrontación con los medios, pero quizás poco operativas a nivel de las parroquias.
GESTOS DE AUSTERIDAD: Francisco trata de combatir La imagen adversa de privilegios y opulencia que tiene la Iglesia y el Vaticano en particular, como forma de acercarse más a la lógica de la gente que vive su realidad tratando de recortar su gasto para llegar a fin de mes. En este punto Benedicto no incursionó.
GESTOS DE CERCANÍA AFECTIVA: Como los políticos que meses antes de las elecciones salen a recorrer las calles, besan a los niños y aparentan preocuparse por la gente, Francisco ha concebido sus apariciones públicas como un relacionamiento físico, y por ende afectivo con la gente, incluso quedándose al final de la misa para saludar uno por uno; y esto lo hace porque él es así. En cambio el estilo de Benedicto era más formal.
BUEN PERFIL PARA LA IZQUIERDA: Preocuparse por la pobreza, por las situaciones personales angustiantes ha desactivado (cuando no, le ha traído simpatía) de los sectores de izquierda, tanto de afuera y como de dentro de la Iglesia. Mientras que Benedicto XVI estaba etiquetado como claramente de derechas y eso es un estigma fuerte en el mundo de hoy.
¿Está Francisco haciendo renacer la Iglesia luego de la simbólica caída? No lo sabemos, es demasiado pronto para decirlo.
Lo que estamos viviendo hoy quizás sea una fugaz primavera o quizás sea el comienzo de la floración.
Fuentes: Cesar Uribarri para Religión en Libertad, Corazones.org, Signos de estos Tiempos