La hermana Raquel Torres estuvo en la provincia de Manabí cuando ocurrió el terremoto.
“Nuestros hermanos manabitas, sobre todo en las zonas más afectadas, realmente viven una situación muy dura, muy crítica…” Con esta frase, la hermana Raquel Torres, quien es secretaria de la Unidad Educativa Madre Bernarda de la ciudad de Zamora, describe la situación que viven los sobrevivientes de las poblaciones afectadas por el terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter, ocurrido el pasado sábado y que ha cobrado la vida de cientos de personas.
La religiosa visitó la parroquia Canoa ubicada en el cantón San Vicente de la provincia de Manabí al día siguiente de la devastación. En ese sitio, la congregación religiosa a la que pertenece, la de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, posee una vivienda y una iglesia que sufrieron daños en su estructura por el movimiento telúrico. Tres religiosas de esta congregación viven en Canoa donde cumplen su labor. Una de ellas es oriunda de Zamora Chinchipe y es la superiora de la casa en ese sector manabita. La hermana Raquel Torres comenta que “gracias a Dios” sus tres colegas están bien en su integridad física, aunque “muy afectadas psicológicamente”.
Torres, en el momento del sismo, se encontraba en una eucaristía en el cantón Santa Ana, que también pertenece a la provincia de Manabí. “Realmente nunca había vivido esta experiencia, yo pensé que era el final”, señala la religiosa respecto a lo que sintió en el instante en que la tierra temblaba. Dice que en momentos como esos uno se siente impotente, y lo único que puede hacer es encomendarse a las manos de Dios. “Es lo único porque no puedes hacer nada”, dice.
Colaboración
La religiosa agradece la ayuda que ha llegado desde todos los rincones del Ecuador e incluso de otros países para atender a quienes están damnificados por el terremoto en esa provincia costera. “Sabemos que todo lo que va llegando, sirve para nuestros hermanos”, señala.
Pidió a todos los ecuatorianos sumarse y seguir ayudando a los perjudicados por el fenómeno natural, ya que ellos continuarán teniendo necesidades. “Hoy sentimos la mano solidaria, pero mientras van pasando los días, la gente va sentir la escasez porque realmente se va a escasear todo”, expresó Torres, quien exhortó a los ecuatorianos a seguir colaborando y orando para que Dios les dé fortaleza a los damnificados.
El haber palpado de cerca la realidad en la provincia de Manabí, le ha ayudado “mucho” para valorar la vida y de que todos tratemos de hacer el bien, comenta. (JGN)
“Realmente nunca había vivido esta experiencia, yo pensé que era el final”
“Hoy sentimos la mano solidaria, pero mientras van pasando los días, la gente va sentir la escasez porque realmente se va a escasear todo”
“Nuestros hermanos manabitas, sobre todo en las zonas más afectadas, realmente viven una situación muy dura, muy crítica…” Con esta frase, la hermana Raquel Torres, quien es secretaria de la Unidad Educativa Madre Bernarda de la ciudad de Zamora, describe la situación que viven los sobrevivientes de las poblaciones afectadas por el terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter, ocurrido el pasado sábado y que ha cobrado la vida de cientos de personas.
La religiosa visitó la parroquia Canoa ubicada en el cantón San Vicente de la provincia de Manabí al día siguiente de la devastación. En ese sitio, la congregación religiosa a la que pertenece, la de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, posee una vivienda y una iglesia que sufrieron daños en su estructura por el movimiento telúrico. Tres religiosas de esta congregación viven en Canoa donde cumplen su labor. Una de ellas es oriunda de Zamora Chinchipe y es la superiora de la casa en ese sector manabita. La hermana Raquel Torres comenta que “gracias a Dios” sus tres colegas están bien en su integridad física, aunque “muy afectadas psicológicamente”.
Torres, en el momento del sismo, se encontraba en una eucaristía en el cantón Santa Ana, que también pertenece a la provincia de Manabí. “Realmente nunca había vivido esta experiencia, yo pensé que era el final”, señala la religiosa respecto a lo que sintió en el instante en que la tierra temblaba. Dice que en momentos como esos uno se siente impotente, y lo único que puede hacer es encomendarse a las manos de Dios. “Es lo único porque no puedes hacer nada”, dice.
Colaboración
La religiosa agradece la ayuda que ha llegado desde todos los rincones del Ecuador e incluso de otros países para atender a quienes están damnificados por el terremoto en esa provincia costera. “Sabemos que todo lo que va llegando, sirve para nuestros hermanos”, señala.
Pidió a todos los ecuatorianos sumarse y seguir ayudando a los perjudicados por el fenómeno natural, ya que ellos continuarán teniendo necesidades. “Hoy sentimos la mano solidaria, pero mientras van pasando los días, la gente va sentir la escasez porque realmente se va a escasear todo”, expresó Torres, quien exhortó a los ecuatorianos a seguir colaborando y orando para que Dios les dé fortaleza a los damnificados.
El haber palpado de cerca la realidad en la provincia de Manabí, le ha ayudado “mucho” para valorar la vida y de que todos tratemos de hacer el bien, comenta. (JGN)
“Realmente nunca había vivido esta experiencia, yo pensé que era el final”
“Hoy sentimos la mano solidaria, pero mientras van pasando los días, la gente va sentir la escasez porque realmente se va a escasear todo”
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