La policía de Pekín rescató a una niña recién nacida a la que, supuestamente, su madre tiró a un urinario público, después de que algunas personas escucharan el llanto del bebé y alertaran a las autoridades.
“La cabeza del bebé estaba hacia abajo y casi todo su cuerpo ya había caído en el desagüe”, dijo Qian Feng, el agente que logró sacar del inodoro a la pequeña.
Los hechos se produjeron el domingo pasado alrededor de las 15:30 hora local, después de que varios vecinos escucharan los llantos procedentes del urinario público.
Las imágenes publicadas por la policía muestran cómo Qian, de cuclillas frente al retrete incrustado en el suelo, saca al bebé agarrándolo por las piernas con la mano derecha, para que después los residentes que aguardaban cerca acercasen toallas y mantas con las que proteger a la niña.
Inmediatamente después fue trasladada al hospital, donde se encuentra desde entonces y cuyos signos vitales son relativamente estables, apunta el diario local.
El abandono de bebés es una práctica ilegal aunque común en China, sobre todo en grandes urbes industriales del país, donde trabajan madres solteras inmigrantes en duras condiciones.
Los casos se hicieron más frecuentes debido también a la severa política de hijo único impuesta por el Gobierno para regular la natalidad, que acarreaba altas multas en caso de tener un segundo descendiente, medida que las autoridades comunistas decidieron flexibilizar en 2013 para frenar el envejecimiento del país.
No obstante, solo un millón de parejas solicitaron tener un segundo hijo en 2014, la mitad de lo que habían pronosticado las autoridades y una tendencia que aún no parece que vaya a invertirse.
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