El país es parte de una tendencia que se repite en el mundo: la relación estrecha entre la obesidad y el consumo de gaseosas. En la actualidad el 13% de la población mundial padece de sobrepeso. Redacción Sociedad Durante un mes, un guayaquileño promedio gasta entre $ 40 a $ 50 solo en gaseosas. Si tomamos la cifra nacional, con datos proporcionados por el INEC, los ecuatorianos destinan al mes $ 35’235.600 para comprar bebidas azucaradas.
En este grupo se incluyen energizantes, hidratantes, colas o gaseosas, refrescos y jugos de frutas envasados. Raquel García es uno de los ‘pequeños consumidores’ de sodas en el país. Toma cola desde los 3 años y hoy a los 9 no las puede dejar. Cuando llega el almuerzo casi siempre lo acompaña con un vaso de gaseosa de color negro. Su peso ha variado en los últimos 5 años. De 30 kilos pasó a 47. La abuela de la menor dice que está preocupada de que la niña se convierta en obesa, como el 8,7% de los menores de 8 años en Ecuador. Raquel y su familia son parte de una tendencia: la obesidad y el consumo de gaseosas están altamente relacionados.
En Guayas, la provincia donde vive Raquel, se gastan $ 11’659.985 en bebidas azucaradas. Le sigue Pichincha, con $ 7’548.327; y Manabí, con $ 2’589.349. Mientras que Napo es la que menos gasta, $ 138.885, al igual que Galápagos, con $ 143.769. Guayas es también una de las provincias con mayor prevalencia de obesidad y sobrepeso combinados, según el informe Ensanut. Específicamente, solo Guayaquil, Durán y Samborondón tienen una incidencia del 62,2% de ciudadanos obesos o con sobrepeso, con respecto al total país. A nivel mundial el informe del Imperial College de Londres muestra que más de uno de cada 10 adultos es obeso (13% de la población global), es decir el doble que hace 40 años, y la proporción volverá a duplicarse de aquí a 2025. En 9 años habrá 1.100 millones de personas obesas. La investigación advierte sobre el riesgo de una crisis de obesidad severa y enfermedades provocadas por exceso de grasa y azúcar en países ricos o de medianos ingresos. “Habrá consecuencias para la salud de magnitudes que desconocemos”, dijo el coautor del análisis Majid Ezzati, del Imperial College de Londres.
La proporción de gente delgada en el mundo disminuyó menos de lo que creció la población de obesos, advierten los autores, pasando de un 13,8% en 1974 a 8,8% entre los hombres y de 14,6% a un 9,7% entre las mujeres. ¿Queda aún algo por hacer? La nutricionista Silvia Alejandro explica que la alimentación complementaria en el primer año de vida no debe contener azúcares ni sal para que los niños no tengan a futuro preferencias por estos sabores. Esto no sucede en Ecuador, lamenta Alejandro, quien aconseja una dieta rica en verduras, como la zanahoria o camote. “Hoy las madres hacen que sus hijos coman como ellos y tenemos muchas mañas, cuando nosotros deberíamos comer como los niños”, asegura la docente de la UEES.
El informe internacional, publicado en la revista The Lancet, indica que el índice de Masa Corporal o BMI saludable va de 18,5 a 24,9. Un BMI por debajo de 18,5 es considerado como anormalmente bajo, mientras que de 25 para arriba implica exceso de peso. Cuando la obesidad severa aumenta a partir de los 30 llegan los riesgos a la salud: diabetes, infertilidad, enfermedades cardiovasculares y altos niveles de colesterol.
La gente más obesa del mundo vive en las islas de la Polinesia y Micronesia, donde el 38% de los hombres y más de la mitad de las mujeres son obesos. Cerca de la quinta parte de los adultos obesos (118 millones) vive en 6 países de altos ingresos: Estados Unidos, Gran Bretaña, Irlanda, Australia, Canadá y Nueva Zelanda.
Ecuador tiene más de 5,5 millones de adultos, entre 19 y 60 años, viven con sobrepeso y obesidad. La problemática es más alta en el sexo femenino con el 27,6% versus el masculino con el 16,6%. Para la nutricionista Alejandro, el aumento del sobrepeso en el mundo y en Ecuador ocurre por varias razones. “Hoy comemos más productos que alimentos naturales.
La dieta es más industrial que funcional. Los expertos aconsejan que el 70% de los alimentos sea funcional o natural y 30% industrial, pero esto se da de forma invertida”. Tres pasos quizás separan a una persona de llevar una mejor alimentación: comprar más frutas y verduras, pelarlas y comerlas. ¿Qué producen los productos azucarados en el organismo? Ángel Alarcón, docente y cirujano, explica que lo más grave del consumo excesivo de gaseosas es que obliga al páncreas a secretar más insulina, por lo tanto, se agota. Pero las bebidas procesadas también contienen aminoácidos (proteínas esenciales), que al ser ingeridos en altas cantidades se acumulan en el hígado y se transforman en grasa.
“Es ahí cuando se produce un aumento de los niveles de triglicéridos y lo más peligroso: se taponan las arterias”. ¿Sí usted se tomara una agua aromática le pondría 5 cucharaditas de azúcar?, pregunta Alarcón para comparar la cantidad de glucosa que contiene un vaso de gaseosa. Además de azúcar, las sodas por lo general tienen aspartamo, un ingrediente vinculado con 92 efectos secundarios, como los tumores cerebrales, la epilepsia, la fragilidad emocional o la diabetes. Ante estas evidencias, la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha recomendado colocar un impuesto para las gaseosas.
Este tributo, que ya aplica en varios países, ha ocasionado una disminución en la intención de compra y las ventas. Según Bloomberg, las ventas de Coca Cola bajaron a $ 44 mil millones en 2015 y la PepsiCo a $ 63 mil millones el mismo año.
Fuente: Diario El Telégrafo
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